CHAPTER 73. SEVENTY TWO DAYS IN FRISLAND. 27 APRIL 2015
foto: Kike Caba
CHAPTER 73. SEVENTY TWO DAYS IN FRISLAND. 27TH APRIL 2015
No todo es fútbol en mi vida, aunque sí casi todo. Hoy es un día diferente en el que nadie piensa en otra cosa que no sea el celebrar el día del Rey. Aunque no soy mucho de fiestas, se adaptarme al medio y eso hago, así que integrarse y comportarse como ellos es hoy lo principal en mi día.
Día especial en toda Holanda. Hoy es el DÍA DEL REY y como manda la tradición, todo el mundo sale a la calle a celebrarlo. Hoy los que trabajan lo hacen de una manera diferente y con una sonrisa en sus caras.
Todo empieza temprano. Aquí los días cada vez son más largos y alrededor de las seis de la mañana ya están colocando los puestos ambulantes en los que toda la ciudad vende sus cosas. Se puede encontrar desde una simple y vieja escoba hasta una máquina de rayos UVA, todo eso en un inmenso mercadillo que llena las calles de la bonita ciudad de Leeuwarden.
Salgo a la calle sobre las ocho de la mañana y, sorprendido por el gran ambiente festivo que ya se respira, aprovecho para comenzar mi fantástica clase de inglés callejera. Es donde más estoy aprendiendo. Me encanta pararme a charlar con la gente, con desconocidos y con amigos, aquí todo el mundo te respeta y te da tu lugar, te hablan, se ríen contigo y te invitan, si no entiendes algo, buscan otra forma de decírtelo, en definitiva, aprender así es mucho más sencillo, ese es mi método, esa es mi manera y me hace feliz hablar, hablar y hablar con mis amigos holandeses.
Cientos de personas caminan por los puestos viendo, preguntando, regateando, comprando, así que aprovecho para comprar algunos regalos que ya veremos cómo vuelan hacia España, eso ahora no me preocupa.
En los puestos me paro a hablar con la gente, hoy temprano no veo a nadie conocido, cosa extraña, pero entablo conversación con un holandés grande como él solo y me sorprende hablándome en español: -Me llevé cuatro años estudiando en Granada, me dice. En mi casa se habla español, mira, dile algo, Alba- me dice, mientras una pequeña de siete años se me acerca y me saluda en español... ¡¡las cosas que yo me encuentro por Leeuwarden!!.
Continúo mi mañana entusiasmado por el colorido de la gente, otra cosa que me gusta... todo el mundo se disfraza este día, se viste con ropas naranjas, disfraces de animales, se pintan la cara... los menos osados sólo eso, una bandera holandesa en sus mejillas, pero yo... soy diferente y aunque soy español, me adapto inmediatamente y como buen chirigotero de Cádiz me voy vistiendo despacio, poniendo color a mi mañana, como una comparsa callejera que se viste con retales.
Al terminar la mañana, Kike es un poco más holandés, en realidad lo empecé a ser desde el principio, desde que personas como Ritske, Tineke, como Emiel, como Kees, como Henk de Jong, como Piet, Chris, Douwe, Sebastian, Dan, Kayin, como mi equipo al completo, Dennis, Koos, Patrick, Abe, Wiepie, Dennis, Jurgen, Jeton, Joni, Menno, Danny, Robbert, Wiebe, Oane, Leon, Jordi, Jaap, Romar, Karsten, Dhirin, Alban, Dash, Wiebe J., Vetinho y el Gran Capitán, Ronnie, como Ben, Maxime, Rhona, Michelle, Anne, La Academia Panenka, Lia, Fedrick, Tristan, Joas, Audrey, Arvin, Pien, Hester, Maikel, Johan, Riekele, Justy Jared, Edwin, Henk, Bas, Marecilla del desierto y Carlos, Guido, Ronnie, Brian, Romar, Herman, Lorenzo, Ludmila, Rick, Jeller, Edvige, Vinay, Frank, Lola Mogollo, Hugo, Janna, Eldert, Danny, Sander, Leon, Ferron, Stefan, Jildert, Tim, Mark, Ronny, Brian, Joeri, Tomas, Jonas, Bert, Ogbeche, Lisa, Bas, Rinze, Ryan, Michel, Hans, y muchos otros que no nombro por mi mala memoria y porque es difícil para mí recordar y escribir todos los nombres de mis amigos... me aceptaron y me dieron mi pedacito de sitio en sus vidas...pase lo que pase, todos están dentro de mi corazón para siempre.
Continuando con la fiesta, los puestos están colocados hasta pasadas las seis de la tarde. Niños pequeños, niñas y mayores venden sus cosas, esas que no usan, por pequeñas cantidades de dinero, eso no es lo importante aquí, sino que todos se relacionan y pasean, aprovechando el magnífico y soleado día que hoy disfrutamos en Leeuwarden.
También vemos a niñas tocando la trompeta, la guitarra, la flauta y la gente les echa monedas, ellas se sienten importantes y es muy bonito ver cómo tocan para los transeúntes.
La tarde ya es una completa fiesta... Orquestas en vivo, diskjockeys de renombre, todo el mundo está ya en la calle cual si de un gran sábado de carnaval se tratase. Impera el naranja en las ropas de todos. La gente bebe y baila por las calles, es fantástico ver el ambiente de Leeuwarden en el día del Rey.
Para colmo del magnífico King´s Day, Ritske nos recoge con su barco y navegamos por los canales de Leeuwarden sin parar. Bailamos en el barco y la gente, desde arriba nos mira y se contagia, siguiéndonos y sonriendo. Pasear en barco, en la proa, mirando al atardecer de Leeuwarden es simplemente mágico para mí. Se despiertan los sentidos, es relajante mirar los colores de la puesta de sol mientras navegas y el aire te acaricia la cara. La sensación de libertad es indescriptible, ver las casas, la gran Torre inclinada, la grandísima Torre que señala Leeuwarden en el horizonte desde kilómetros, es increíble verlas desde el canal con la música de fondo del equipo de Ritske...
Ya cayendo la noche, Ritske nos deja en la plaza y cansados pero felices, volvemos a casa despacio. Ha sido un largo día, un intenso día, un mágico día del Rey en Leeuwarden, en la lejana Frisia holandesa, esa que ya está instalada en nuestro corazón.
Kike Caba
27 APRIL 2015