LEEUWARDEN, DÍA UNO. 14 FEBRERO 2015
foto: Kike Caba
Largo día. Día de madrugar y de sacrificar una de nuestras pasiones, la Gran Final del Falla, ya que mi compañero de viaje también es como yo, amante del carnaval gaditano... y difícil día para separarte de tu familia, tu pareja, tu hija y tu equipo, tu todo... Día de sacrificar también lo que más quieres por seguir buscando tus sueños.
A las cinco de la mañana ya nos encontrábamos camino en coche del Aeropuerto de Málaga los tres, el equipo completo de Kike Caba, escuchando al cuarteto de los niños de la Mari y el veredicto del Jurado por el camino.
Tres horas de camino fácil, tranquilo y pausado hasta el Aeropuerto, despedida de nuestras familias y embarque con las maletas cargadas de ilusiones en el vuelo con destino Amsterdam.
Otras tres horas de vuelo con los únicos altibajos de vuelo que vivimos tanto en el despegue como en el aterrizaje desde un Aeropuerto malagueño enorme a uno en Amsterdam impresionante.
Tras recoger las maletas, que por cierto, cada vez nos parecían más y más pesadas e incómodas de llevar (parece que nos íbamos para siempre), carrera contra reloj (eran las tres y cuarto y el tren hacia Leeuwarden salía a las tres y treinta y tres). La buena orientación de mi compañero y la velocidad de los dos, nos hicieron sacar los billetes y bajar las escaleras casi con el tiempo justo para montarnos en el viejo tren de dos plantas que nos llevaba a nuestro nuevo destino: dos horas y media más de viaje en tren hasta Leeuwarden nos aguardaban.
Al llegar a la estación de tren de nuestra ciudad de destino nos esperaba Riske con su coche para llevarnos a las habitaciones del Gran Hotel de cuyo nombre no me puedo acordar en estos momentos y desde el que os escribo estas líneas. Un rápido recorrido en coche por la ciudad y pudimos conocer la que por al menos unos días será nuestra "habitación", nuestra casa.
Un rápido aseo seguido de un paseo a pie por la ciudad vieja, la cual permanece cerrada, ya que aquí todo cierra a las seis de la tarde y vuelta al Hotel, en el que ahora, tras una más que merecida ducha, me encuentro recordando y resumiendo este largo y cansado primer día, el del viaje a Holanda, el del comienzo de nuestra aventura holandesa.
Esperando a nuestro amigo y anfitrión Riske, quién nos recogerá a las nueve para llevarnos a conocer al grupo con el que vamos a relacionarnos en estos primeros días de adaptación tanto al idioma como a las muy diferentes costumbres de las nuestras de nuestros anfitriones holandeses.
Al volver de la cena, intuyo que mi mente a lo mejor quiere seguir escribiendo, pero no sé si mi cuerpo la dejará hacerlo... Os dejaré con ese interrogante, así que me despido diciéndoos un "hasta luego" o tal vez un "hasta mañana".
Kike Caba
14 FEBRERO 2015